En los números electorales el váyanse!!, perdió ostensiblemente - comentaba un analista político-. Si Menem y Murphy son los representantes de la derecha neoliberal, juntos suman un 35% de los argentinos que se sumaron a este modelo. Los demás no que constituyen el 65 % se sumaron a un amplio abanico de corrientes y expresiones políticas. La derecha ortodoxa llámese UCD, Demócratas y otros, no logró establecer una opción en bloque. La izquierda padece el mismo síntoma.
¿Hay sectores sociales que deberían identificarse con estas minorías?. Un sociólogo no dudaría - desde la teoría - en afirmarlo. ¿Por qué entonces no se expresa esa realidad o fenómeno en los procesos electorales?. Porque las tradiciones culturales, las creencias, las costumbres, en definitiva la cultura condiciona los procesos de decisión popular. Es decir, nuestro modo de ver y sentir el mundo, pueden más que la predicción teórica de las ciencias sociales. Desde este supuesto, ¿quedan marginadas o canceladas las construcciones teórico - racionales?. No necesariamente. Nuestras creencias, aunque plagadas de mitos y fantasías, forman parte del orden simbólico en el que se desarrolla nuestra existencia. Es un mundo aparentemente “imaginado” que funciona en nuestro imaginario y por lo tanto es real. Los valores se inscriben también en este escenario. Así nuestras conductas están directamente vinculadas al “mundo de nuestras creencias”, porque realizamos acciones para lograr alcanzar ciertos valores. Participar en política no es un acto mecánico sino, por el contrario, existen valores que motivan la participación política, - solidaridad, compromiso, etc. Creemos en la democracia y sus instituciones, luego participo en sus diferentes procesos.
El váyanse todos!!, no se instaló, ni siquiera mínimamente - todavía - en el imaginario colectivo, de modo que, es una consigna que necesita un tiempo de asimilación, apropiación y consolidación en la sociedad civil. El cacerolazo - que es una de sus expresiones más genuinas - está allí, latente y a la espera de cualquier desatino cometido por el poder de turno.
Existe una “tendencia" generalizada a aceptar nuevamente el desafío de creer y, en el marco de ese mismo proceso, está siendo “sustituida” la legitimidad cultural - no moral - de “ los viejos códigos ” de la política de segunda. Han sido sustituidos - por ejemplo - el caudillismo clientelista, los legendarios punteros ignorantes, los compradores de votos, las minorías segmentadoras que operan desde una perspectiva absolutamente comercial, los magos y mitómanos, cuya función es generar las ideas más descabelladas y carentes de contenido.
Este es un hecho que está lo suficientemente probado por cuanto Murphy y Carrió demostraron que se puede construir un espacio de poder sin necesidad de recurrir a los mecanismos utilizados por la “ vieja dirigencia”.
La democracia, en este escenario comienza a tomar cuerpo y contenido. Solamente hay que tener presente que para que estos procesos de “tendencias y sustituciones”, se materialicen depende de nuestra actitud de supervivencia como “sociedad civil” confrontando la capacidad de “adaptación" de la “mafia del poder”.
Para dejar de ser meros espectadores es necesario también que de parte de esta sociedad civil se inicien sustituciones elementales. Debemos desterrar el desencanto, la apatía y la falta de compromiso en la construcción de un futuro mejor.
Artículo publicado en el periódico 'El Independiente' en mayo de 2003.