En estas contiendas electorales hemos detectado que, los candidatos de las diferentes líneas, han realizado un tremendo esfuerzo por diferenciarse uno de otro. Las discusiones alcanzaron niveles tan disímiles que llegaron a preguntarse por trivialidades como, qué corbata usaba, cuáles eran sus cábalas, si la señora está embarazada o no, etc. ¿Se terminará la pobreza si López Murphy usa calzoncillos rozados?.
Ninguno de ellos dijo ¡Yo no soy corrupto, porque si lo dice nadie le creerá y seguro pierde por mentiroso. Dicen ¡Vamos a terminar con la corrupción!!. Un suicidio anticipado. La gran mayoría de la gente identifica política, políticos y corrupción como un hecho.
¡Voy a cambiar la historia!!, se pronuncian en los altoparlantes. ¿La historia se puede cambiar? ¿No será que ese tan anunciado cambio, signifique que se generen “las condiciones “necesarias para orientar la gestación de un nuevo acontecer?. En ese caso, la historia en si misma no se podría alterar, sino el curso de los acontecimientos.
La historia está regida por una serie de leyes evolutivas y ellas nos explican la evolución histórica de los acontecimientos sociales, políticos, económicos, etc., generados por el único ser que posee “conciencia histórica”, el hombre. De modo que la historia no se cambia, lo que si se modifica es la conciencia histórica que nos explica porque hemos pasado de la caverna al edificio.
Para lograr este cambio es preciso entre otras cosas una ruptura ideológica, es decir, una nueva concepción del mundo que se impone como superación; el paso de un estado menos evolutivo a otro más avanzado.
Algunos candidatos que pasaron por la universidad, deberían repasar de cuando en cuando a Hegel. Estudiar, leer y pensar es un ejercicio gratuito y hay que aprovecharlo. Es sorprendente las cosas que uno descubre hojeando un libro.
Voy a cambiar la historia, - señalan por los altoparlantes - Mi contrincante, además de no querer cambiarla por su privilegiada posición actual, se diferencia de mi, por una larga lista de componentes. Por este curioso ejercicio dialéctico los candidatos se sienten diferentes y los lleva a elaborar la fantasiosa idea de que la historia depende exclusivamente de su voluntad. Esto es lo mismo que creerse Dios o primo hermano de San Pedro. Un ser absoluto y dueño del tiempo.
Pero hay otra curiosidad muy notable: estas diferencias se establecen en una sola dimensión; es decir por debajo; por arriba adulan al mismo jefe. Una clara contradicción que marca el uso abusivo de las falacias. El único que puede y “sabe” aprovechar estas diferencias arbitrarias es el “visir” de turno que en lugar de tener un siervo, posee dos a su servicio, uno viste toga púrpura y el otro una toga azul, los dos son fariseos que comercian en el mismo templo “partidario”.
El resultado es: la catarata de candidatos inmersos en una disputa electoral empañada bajo la tramposa Ley de Lemas.
El problema es que los diversos candidatos siguen subestimando la conciencia colectiva de un electorado que ha comenzado a usar los mismos códigos. Recibe los bolsones, come y bebe en abundancia en el “comité” y luego vota por quien se le antoja.
Este fenómeno nos agrada en gran medida, porque da cuenta de la distancia que existe entre la prédica política de estos supuestos conductores que continúan creyendo que el pueblo es un conjunto de aldeanos o salvajes inciviles fácil de capturar y las necesidades reales del pueblo que todavía cree y espera.
¿Qué sucederá cuando el pueblo decida construir su propia historia?. Llenos de júbilo saldremos a la calle a festejar ese nuevo nacimiento. Nos sentiremos a lo mejor nuevamente hermanados bajo el mismo emblema “celeste y blanco”. Será el fin del mito de los “mandamás” que llegaron al poder desde argumentaciones falaces y absurdas.
En esta elección seguramente llegarán al poder algunos de ellos pero solamente podrán ejercerlo si tienen presente esta advertencia: Si llegan al poder a través de polarizaciones, argumentaciones y discursos ficticios, es por que Uds. también lo son: “torpes y ficticios”. El poder que les delegará el pueblo a través del voto, solo será en carácter de préstamo, en tal caso no olvide realizar dos trámites antes de asumir. Sacar el pasaporte y conformar planilla con la declaración jurada de bienes.
Artículo publicado en el periódico 'Nueva Rioja', mayo 2004.